Dejo en tu piel
la música caliente de mis manos
y enhebro con tus cabellos mi boca,
temblando.
De amor, de risa, de miedo, de llanto
quizá porque eres mía
en agosto, y en verano
cuando nacen gorriones tibios,
cuando brotan tulipanes blancos
cuando vuelven por la noche las estrellas,
cuando tu cuerpo se resbala lentamente, desnudo, sensual, estilizado
bebiendo el polen del amor
el zumo de la vida,
trago a trago.
Trepo a las colinas de tus pechos
por tu cintura frágil me desangro
y descubro en ti la primavera
que prometieron para mí tus ojos claros.
Si dejaras de besarme,
de besarnos
mi sombra moriría, niña,
y yo a su lado.
TEODORO FREJTMAN
sexta-feira, julho 14, 2006
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